lunes, 24 de agosto de 2015

Viernes.

Ayer no sabías. Incluso anoche no sabías. Esperabas un viernes de rutina. Un día más.
Hoy todo parece derrumbarse para nunca más volver a ser lo que, hasta ayer, incluso hasta anoche, era.
Los pasillos del hospital, el reporte médico, los pasos agitados, como los latidos de tu corazón que se sienten en tu cabeza junto con la súplica, ahogada por la realidad, pidiendo que todo vuelva a ser como ayer, como anoche.
Y es todos sabemos que todo le puede pasar a cualquiera; lo que no asimilamos realmente es que todos somos cualquiera.

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