Si cuando estaba en séptimo grado (entonces había un "séptimo grado") me hubieran dicho que iba a poder encontrar todo lo que puedo encontrar hoy en la nube simplemente no lo habría creído. Aunque, claro; igual me habría fascinado.
Muchas veces caigo en blogs; blogs, no páginas institucionales ni oficiales ni comerciales, sino esas pequeñas construcciones de ladrillitos prolijamente levantados por la paciencia, generosidad, ingenio, experiencia, curiosidad, conocimiento o ignorancia de personitas escribiendo en algún lugar del mundo.
Y algunas de esas veces, encantada con la información que ahí encuentro, me fijo en sus posts y en qué otros intereses comparto con ese desconocido.
Rastros. |
Vaya uno a saber cuántas veces estoy aprendiendo, y disfrutando, y asombrándome con cosas que aportó a este "éter virtual" alguien que ya no existe.
Si si; es como los libros, pero al alcance de cualquiera que, sin necesidad de gastar un centavo y llegando potencialmente a todos los rincones del mundo (con acceso a internet, por supuesto), quiera "editar". Y compartir. Y de alguna forma trascender, en el sentido más amplio: llegar a más allá de sí mismo; seguir vivo en otros a través de sus vivencias, imaginación, creatividad.
Brindo por los blogs y por todos los humanitos que me han aportado tantas cosas interesantes.